Me arrastro, lentamente dejando a la deriva mi alma. Se fueron, me abandonaron las fuerzas, dejándome solo una batalla perdida
Aliento y suspiro olvidados, dolor y no un sentimiento, sino la consecuencia, un vacio desgarrador en el pecho.
Sentada en la cama, cayendo lágrimas de desesperación, pesadas y dolorosas, boca seca, grite en busca de respuesta, y solo encontré una; la nada
Tan vacía pero repleta, la sensación, el gusto que deja, tan amargo y destructor. Mi mente colapso ante una idea fatal y no de muerte, sino de vacío.
Sola, sedienta, destruida y olvidada, abandonada en una habitación, en mi habitación esperando el regreso del milagro, de la respuesta, de su cariño.
Esa comprensión que desapareció, esa sensación de libertad, de poder correr siempre detrás de ella, segura abrasada y protegida.
Realmente no estoy segura del momento en que te fuiste, no estoy segura de mi existencia como tuya, y si realmente nunca lo fue, nunca le pertenecí a nadie, y si solamente era yo la que imaginaba sentirse feliz, y si solamente me miento por el miedo de estar sola.

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